La principal razón por la que la tecnología no puede reemplazar a los abogados, es que, para la práctica del derecho se necesita tener un conjunto complejo de interacciones, entre personas; es por ello, que, la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, aún no pueden imitar estas interacciones interpersonales.
Si bien la tecnología puede automatizar muchas tareas, que realizan los abogados, nunca reemplazará a los abogados.
Frank Levy, indicó que: “si puedes automatizar una parte de un trabajo, el resto de ese trabajo es tarea sencilla”. Eso no es verdad, ya que, hay trabajos que hacen los seres humanos, que no pueden ser comprendidos por la inteligencia artificial, en virtud a que, se necesita la interacción de los seres humanos, como la espontaneidad, comunicación no estructurada e inteligencia emocional.
La inteligencia artificial, tiene la ventaja de aumentar la precisión y eliminar errores, pero a su vez, los seres humanos tienen el rol irreemplazable de interpretar datos, brindar asesoramiento y liderar las interacciones interpersonales.
En conclusión, si bien la inteligencia artificial, no puede reemplazar a los abogados, lo que sí es cierto, que ambos están intrínsecamente ligados el uno al otro, para permitir tener un trabajo con alta calidad y estructura.
Autor: Dr. Giovanys Escobar Benítez.